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Fármacos Antivertiginosos y Anticinetosicos

El equipo de comunicación y el Área Científica del Colegio Farmacéutico de San Juan trabajan a la par para compartir distintas publicaciones con información de salud. En esta ocasión, la Farm. Daniela Kummel explica qué son los fármacos antivertiginosos y anticinetosicos.

El vértigo es un síntoma que ha sido definido, en esencia, como la sensación alucinatoria del movimiento. Con frecuencia la impresión fundamental es la de giro o de rotación, pero otras veces puede ser la de caída al vacío, volteo, oscilación o que se mueve el suelo. Aunque, por lo general, el síntoma no es grave, puede llegar a ser muy incapacitante y, en ocasiones, anuncia alguna otra enfermedad. Su presencia va asociada a un trastorno funcional u orgánico que implica al sistema vestibular.
Normalmente, en el procesamiento del movimiento se utiliza un sistema que es en parte redundante, en el que intervienen tres vías aferentes de información: la visual, la vestibular del oído interno y la somatosensorial. Las tres se combinan en la corteza cerebral asociativa para ofrecer una estimación tanto de la orientación de la cabeza y del cuerpo como del movimiento. Se percibe el vértigo cuando existe un desajuste o desacuerdo en la información que llega por dos o más de estas vías. El origen del vértigo suele estar o en las estructuras del oído interno que son el origen de la vía vestibular, o en alguna parte a lo largo de esta vía dentro del sistema nervioso central.

Los fármacos antivertiginosos poseen la capacidad de amortiguar la actividad vestibular descompensada y, por lo tanto, de ser útiles en el tratamiento del vértigo y de otras reacciones vestibulares. Su eficacia es sintomática ya que no son capaces de suprimir la causa originaria del vértigo sino que se limitan a atemperar el desequilibrio originado por la disfunción vestibular. Se distinguen dos grupos:

  • Fármacos que modifican la transmisión nerviosa en algún punto de la vía vestibular, por bloquear receptores de neurotransmisores implicados en dicha transmisión. En su mayoría poseen actividad antihistamínica, o antimuscarinica, o ambas simultáneamente.
  • Fármacos que actúan por mecanismos complementarios o etiológicos. Son vasodilatadores, diuréticos para reducir la presión del líquido intralaberintico, corticosteroides para reducir la inflamación laberíntica, sedantes.

Los fármacos antihistamínicos son de estructura diversa y añaden, en general, una acción sedante. Algunos de ellos se emplean también para prevenir el mareo provocado por el movimiento o cinetosis. Dentro de este grupo encontramos Cinarizina, Flunarizina, Dimenhidrinato, etc.
Entre los fármacos vasodilatadores el más utilizado es la Betahistina cuya acción vasodilatadora produce una mejoría del flujo local vestibular, pero es posible también que la facilitación de la transmisión histamínica signifique una compensación que restablezca la perturbación ocasionada por algún agente en el circuito de transmisión vestibular.

Si hablamos de cinetosis, el síntoma que mejor define a la misma es el de malestar generalizado, a veces intolerable, con abundantes síntomas vegetativos, que con frecuencia termina por provocar náuseas y vómitos. No suele haber vértigo propiamente dicho. Es característica la rápida finalización del episodio cuando el movimiento desaparece. Está ocasionado tanto por movimientos rítmicos y pendulares como por giros o por cambios bruscos de velocidad en forma de aceleraciones o desaceleraciones, sea en sentido horizontal, vertical o giratorio. Los fármacos que se emplean habitualmente para prevenir las reacciones cinetosicas de tipo moderado son los antihistamínicos

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