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¿Qué es AINE?

El equipo de comunicación y el Área Científica del Colegio Farmacéutico de San Juan trabajan a la par para compartir distintas publicaciones con información de salud. En esta ocasión, la Farm. Daniela Kummel explica qué son los AINE.

Son fármacos analgésicos que poseen actividad antitérmica y, en su mayoría, antiinflamatoria.
Aunque gran parte de los componentes de este grupo comparten las tres acciones que los define, su eficacia relativa para cada una de ellas puede ser diferente; es decir, un fármaco concreto puede mostrar más actividad antiinflamatoria o analgésica que otro, o viceversa.
La actividad antiálgica de los AINE es de intensidad moderada o media, alcanzando un techo analgésico claramente inferior al de los opioides, pero frente a estos presentan la ventaja de no alterar el sensorio o la percepción. Son útiles en dolores articulares, musculares, dentarios y cefaleas de diversa etiología, incluidas las formas moderadas de migraña. A dosis suficientemente altas son también eficaces en dolores postoperatorios y postraumático, ciertos cólicos y dolores de origen canceroso en sus primeras etapas.
En cuanto al dolor por la inflamación, la propia actividad antiinflamatoria de los AINE contribuye a disminuir la cascada de producción, liberación y acceso de sustancias que pueden sensibilizar o activar directamente las terminaciones sensitivas. En la medida en que los AINE controlen ambos procesos, se manifestará en mayor grado su acción analgésica.
Otra función que posee este grupo de fármacos es la de ser antitérmicos. La fiebre es una respuesta autónoma, neuroendocrina y conductual compleja y coordinada que se desencadena ante la existencia de una infección, lesión tisular, inflamación, rechazo de tejidos, tumores, etc, y sirve a una doble finalidad ya que por un lado, alerta acerca de una situación anómala y potencialmente lesivas, y pone en marcha una serie de mecanismos fisiológicos para la defensa del organismo. Su manifestación cardinal es la elevación de la temperatura corporal en el orden de 1 a 4°C. Como mecanismo de alerta y defensa cumple una función adaptativa fisiológica y no debería ser siempre objeto de tratamiento (no se ha demostrado que la disminución de la misma hasta niveles dentro del intervalo normal mejore la curación de enfermedades infecciosas y muchos autores sostienen que, siempre que sea compatible con la comodidad del enfermo, niveles inferiores a 39°C no deberían ser tratados).
Además de lo antes mencionado, también es importante destacar algunas otras acciones de interés terapéutico como la de Antiagregante Plaquetaria. Aunque no es algo que comparten todos los integrantes de este grupo, reviste interés el caso del ASS (ácido acetilsalicílico). Ésta acción que es utilizada terapéuticamente en la prevención a largo plazo de accidentes tromboembólicos coronarios y cerebrales, puede, asimismo, devenir en reacción adversa, facilitando la aparición de hemorragias, especialmente en tratamientos o situaciones concurrentes que afecten la coagulación sanguínea.
Por último, podemos hablar de la Acción Uricosúrica. Ésta se produce como consecuencia de la inhibición del transporte del ácido úrico desde la luz del túbulo renal hasta el espacio intersticial. Se trata de un proceso de competencia en el transporte de ácidos orgánicos que solo es apreciable con algunos AINE. Esto no limita la utilidad de otros de ellos en el tratamiento del ataque agudo de gota, en el cuál, a dosis altas, son útiles en virtud de su acción analgésica y antiinflamatoria.
Entre las reacciones adversas más comunes de los AINE se encuentran las gastrointestinales como dispepsia, gastritis, diarrea o estreñimiento, y otras mas preocupantes como su capacidad para lesionar la mucosa gástrica o duodenal causando erosiones y úlceras en pacientes que consumen este tipo de fármacos durante 3 meses.
Entre las de localización renal los AINE pueden desencadenar diversas nefropatías por lo que hay que tener especial cuidado en pacientes con situaciones patológicas preexistentes.
Se pueden llevar a cabo también reacciones de hipersensibilidad que adoptan formas variadas como rinitis alérgica, edema, erupciones, urticaria, asma shock, etc.
Finalmente, es de suma importancia tener en cuenta las reacciones hematológicas que, aunque su frecuencia es, en conjunto, baja, el amplio uso de los AINE y la gravedad de algunas de ellas (agranulocitosis o anemia aplásica) obliga a tenerlas en cuenta. Algunas de éstas reacciones están relacionadas con las propiedades farmacológicas ya descritas, por ejemplo, hemorragia por exceso de actividad antiagregante plaquetaria.

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