Artículo sobre Fármacos Antitusígenos (Parte 1)
El Área Científica del Colegio Farmacéutico de San Juan, junto a nuestro equipo de comunicación, prepararon un nuevo material con información de salud. En esta ocasión, la Farm. Daniela Kummel redactó la primera parte de un texto sobre Fármacos Antitusígenos, el cual tendrá su continuidad en los próximos días.
La tos es un fenómeno caracterizado por la contracción sinérgica y convulsiva de los músculos respiratorios torácicos y abdominales. Suele iniciarse con una rápida inspiración, de intensidad superior a la del volumen corriente, seguida de un cierre de la glotis y un brusco aumento de la presión pleural y abdominal. De este modo, el flujo respiratorio se acelera extraordinariamente. El primer golpe de tos puede ir seguido de otros de intensidad decreciente. El aumento de la presión torácica tiende a colapsar las vías respiratorias, a lo que se suma cierto grado de broncoconstricción activa suficiente, a veces, para estimular por si misma o mantener el acceso de tos.
El golpe de tos provoca un flujo lineal que interactúa con las secreciones para crear el llamado «flujo de dos fases aire – líquido», en que la energía es transmitida del aire al líquido; de esta forma se consigue desprender y mover el líquido, para producir finalmente la expectoración del esputo. Pero el desgajamiento de la secreción y la expectoración del esputo dependen también de la viscosidad y la elasticidad de las secreciones.
La tos como acto reflejo está provocada por estímulos que actúan dentro o fuera de las vías respiratorias. La respuesta refleja requiere un centro integrador que programe la sucesión de mecanismos; este centro se encuentra en el bulbo y guarda estrecha relación con el centro respiratorio. Es evidente que solo tiene sentido fisiológico la tos que se debe a estímulos provocados dentro de las vías respiratorias, destinados a expulsar secreciones o cuerpos extraños. Cuando los estímulos son meramente irritativos o se producen fuera de las vías respiratorias, la tos es no productiva e inútil.
Desde el punto de vista terapéutico, la tos productiva debe ser conservada, salvo en situaciones excepcionales; si la tos no es productiva, existen dos posibilidades: o se completa con medidas que la hagan productiva, si la secreción es muy viscosa o está muy encajada en la porción más baja del árbol respiratorio, o se suprime. Por ello, la disminución de la viscosidad mediante expectorantes y mucolíticos, el incremento del aclaramiento mucociliar y la broncodilatación son medidas complementarias que facilitan la eficacia de la tos. En cierto modo, la tos es un mecanismo que completa el aclaramiento mucociliar. Cuando la secreción es copiosa o el movimiento mucociliar está alterado, como ocurre en la bronquitis crónica, y no puede ser aclarada con la velocidad adecuada, la tos consigue un aclaramiento instantáneo, pero la eficacia de la tos no es idéntica en todas las vías respiratorias: es máxima en las vías centrales y disminuye conforme se avanza hacia las vías más periféricas; por lo tanto, la tos no basta para acelerar el aclaramiento de las secreciones en las zonas pulmonares periféricas, que exigirá otras medidas complementarias.
De lo dicho se desprende que no toda tos debe ser evitada o suprimida. Debe evitarse cuando no es productiva o cuando es tan intensa que interfiere gravemente en el descanso de la persona o cuando llega a provocar otras complicaciones.
La reducción de la tos puede consistir en:
- Disminución del número de golpes de tos por acceso.
- Reducción de la presión máxima intratorácica alcanzada en un golpe de tos.
- Supresión total del acceso.
La mayoría de los fármacos antitusígenos reducen la tos por deprimir el centro bulbar de la tos; pero esta puede ser suprimida también por anestesia local, elevando el umbral de los receptores periféricos. Indirectamente, la tos puede ser reducida por disminución de la secreción de las vías respiratorias que actúa como elemento estimulante, por reducción de fenómenos de broncoconstricción o por facilitación de la expulsión de las secreciones.
Los antitusígenos se clasifican en:
Aquellos q actúan sobre el centro de la tos, en donde encontramos los derivados opioides como la Codeína y el Dextrometorfano.
Y aquellos que modifican los factores mucociliares o actúan sobre la rama eferente del reflejo de la tos como el anticolinérgico Bromuro de Ipratropio por vía inhalatoria.